Resurgir del Guerrero

En ciertas filosofías y corrientes espirituales, se reconoce al guerrero como aquel dedicado al crecimiento personal y la superación de desafíos internos. De manera más amplia y metafórica, un guerrero puede ser cualquier individuo que confronta y vence desafíos significativos en su existencia, ya sean de índole física, emocional o espiritual.

Los desafíos internos se manifiestan cuando las deficiencias de salud irrumpen en la cotidianidad de la vida. Algunos niños llegan a este mundo con defectos congénitos que imponen una carga adicional a su capacidad de mantenerse saludables. Tal es el caso de nuestro guerrero, nacido con el mal de Hirschsprung. Harald Hirschsprung, un pediatra danés, identificó esta condición que lleva su nombre: niños que carecen de nervios en la parte final del intestino. Esta afección puede abarcar el intestino grueso y parte del delgado, obstaculizando la evacuación regular. La ausencia de células ganglionares impide la dilatación del intestino, dejándolo contraído y bloqueando el paso de desechos.

Fue necesario extirparle el intestino grueso y descender el delgado no afectado hasta el ano, creando un reservorio con forma de J para actuar como recto. Sin embargo, esta reconstrucción conlleva el desafío de múltiples deposiciones diarias, líquidas como la diarrea, y la constante irritación perineal debido al contenido alcalino del intestino delgado. Tras meses de adaptación, el guerrero experimentó una disminución en las deposiciones y la sanación de la piel. Siguió luchando.

Un segundo embate oscureció la vida del guerrero en su preadolescencia, al desarrollar enfermedad perineal con fistulas anales debido a una obstrucción distal del intestino delgado, vinculada a la enfermedad inflamatoria del intestino conocida como Crohn. Esta enfermedad, que puede afectar cualquier parte del tracto digestivo, desde la boca hasta el ano, se manifestó en la región perineal con dolor, inflamación, úlceras, abscesos y otras complicaciones. La enfermedad de Crohn perineal resultó ser compleja y desafiante de tratar, afectando la calidad de vida del guerrero.

El abanico de tratamientos para la enfermedad de Crohn perineal incluyó medicamentos antiinflamatorios, inmunosupresores, antibióticos y, en casos extremos, cirugía. Sin embargo, tras meses de tratamiento con antiinflamatorios potentes, el guerrero desarrolló resistencia, y su enfermedad progresó inexorablemente. La destrucción inflamatoria del perineo llevó a la necesidad de derivar la salida de desechos por el ano, resultando en una ileostomía terminal después de una cirugía complicada.

Una vez más, como sacado de la vida misma, este niño guerrero se yergue en la vida como San Gabriel arcángel, enfrentando el mal que asola su cuerpo y siguiendo el destino que la vida le depara.

*El autor es cirujano pediátrico y catedrático del RCM. Tel. (787) 340-1868.

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