La belle indifference

Humberto Lugo-Vicente MD*

 

La "belle indifference" es un concepto de salud mental donde hay una ausencia paradójica de estrés psicológico ante la adversidad de una enfermedad médica grave o un síntoma relacionado con una condición de salud.  El término proviene de Francia y se refiere a una persona hermosa que no se da cuenta de su belleza. La indiferencia es una apatía, una pérdida de emociones, dejar de cuidarse y preocuparse por sí mismo. Los psiquiatras lo llaman desorden de conversión.

 

Cuando explico a los pacientes el procedimiento quirúrgico y varias complicaciones de manera clara, muchas veces recibo una apatía por respuesta. Es probable que confíen mucho en nuestra breve transmisión. Es posible que estén tan positivos que no pueden superar un evento adverso. Existe una gran cantidad de razones, pero de alguna manera escuchan pero no mantienen, firman sin estar al tanto de lo que se ha planeado hacer y las consecuencias potenciales. Las series televisivas aumentan el miedo durante una cirugía, pero las redes ayudan mucho. Inclusivo para los niños con miedo a los efectos visuales que aprenden con todas las pantallas visuales.  Los niños preescolares a veces llegan llorando a la clínica. Debido a que tuvieron una experiencia negativa, estaban asustados. Muchas veces temen el dolor. Una vacuna, una inyección y alguna operación le causaron un trauma, y el miedo se apodera de ella hasta que finalmente ven que no hay peligro en la zona y se calman. Hasta se pueden examinar fácilmente.

 

Es como el que se pierde en la vida; a veces resiente la vida. El camuflaje desaparece. Es evidente que está erguido como un toro. Cuando solo es un humano deshonesto que vaga para robar los bienes de otros. Se lleva todo lo que piensa que es su propiedad. Crea su propia religión y seguirla hasta el final de sus días. Sin apenas percibir el daño que ha causado. A las espaldas de su movida, nunca percibe el fuego.

 

El individuo utiliza el hecho de que el paciente no ha escuchado o leído el consentimiento informado para demostrar que nunca le han explicado lo que supuestamente le han dicho que podría sucederle. Hasta que se produce un choque con la realidad porque hay evidencia escrita en el consentimiento firmado sobre la naturaleza de la enfermedad, el procedimiento o procedimientos propuestos y las complicaciones más comunes de esta condición y procedimiento. Es imposible incluir todas las complicaciones de una cirugía en un permiso porque tendríamos que imprimir un libro. No es posible explicar en detalles la situación durante una emergencia porque no se llevó a cabo una entrevista previa para responder todas las preguntas. Es un momento tan rápido para el paciente pero tan común para el cirujano que ambos acortan el trago amargo, uno no escuchando y el otro no hablando. Es una pereza conceptual del que no lo necesita. Ambos no lo necesitan. Al final, todo salió según lo previsto y no ocurrió nada imprevisto.  

 

Si ocurre un imprevisto, un evento no deseado la trama del asunto cambia radicalmente. La medula adrenal comienza a secretar epinefrina. Todos los sentidos se ponen en alerta. La falta de interés inicial se transforma en una oportunidad excepcional para aprovechar la desgracia reciente que se ha sufrido. La situación se transforma en una disputa entre dos intermediarios en beneficio de uno de ellos. El individuo deshonesto emerge. Hay pugna. Algunos ganan, todos pierden.

 

Se me ocurre que debemos inundar las redes con memes y videos explicativos para cada condición médica y quirúrgica que conocemos. Después de todo el individuo promedio utiliza más de cuatro horas diarias de su vida leyendo su dispositivo celular lleno de cuanta mentira piadosa e inexactitud existe. Un poco de verdad y sentido común no viene mal.

 

 

* El autor es cirujano pediátrico y catedrático del Recinto de Ciencias Médicas. Citas (787) 340-1868.

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