Primum non nocere

Humberto Lugo-Vicente MD*

 

La expresión en latín, 'Primum non nocere', se traduce como "primero, no hacer daño". Se cree que esta doctrina tuvo su origen en Hipócrates, una figura griega conocida como el padre de la medicina. En cada clase de graduados en medicina, se recita el Juramento Hipocrático que encapsula la premisa de curar sin causar daño. Primum non nocere representa un principio ético fundamental en los ámbitos médico y quirúrgico. Este principio subraya que el deber primordial de un profesional de la salud es evitar causar daño a los pacientes mientras busca brindar atención médica o realizar intervenciones terapéuticas invasivas. Es un recordatorio de que, en la toma de decisiones médicas, el bienestar del paciente debe ser la prioridad, y cualquier intervención o tratamiento debe ser evaluado minuciosamente para minimizar los riesgos y maximizar los beneficios para el paciente.

En el ámbito de la cirugía, es esencial reducir al máximo el daño al paciente durante los procedimientos quirúrgicos. Ya sea que el cirujano esté extirpando un tumor maligno o benigno, es fundamental evitar dañar las estructuras adyacentes que podrían causar disfunciones en el cuerpo del paciente. Por ejemplo, si el tumor está adherido al vaso sanguíneo más grande del cuerpo, conocido como la aorta, la prudencia y la técnica del cirujano deben garantizar que no se realice un corte más allá de lo necesario para prevenir una hemorragia inmediata y poner en peligro la vida del paciente. Si el tumor afecta estructuras vitales, es prudente y aceptable dejar parte de este para evitar daños adicionales y considerar otras opciones de tratamiento.

Dentro de los procedimientos de emergencia más comunes en cirugía pediátrica, encontramos la apendicectomía laparoscópica o abierta para tratar la inflamación del apéndice. La apendicitis se gestiona mediante la extirpación del apéndice afectado. El objetivo es la extracción completa, pero esto no siempre es posible. Si la inflamación alrededor del apéndice es intensa, el cirujano podría optar por retirar la porción inflamada sin afectar las estructuras circundantes. Esto puede resultar en que el apéndice no se extirpe completamente, quedando un muñón que puede variar desde medio centímetro hasta varios centímetros de largo. Aunque es extremadamente raro, meses o años después, este muñón podría inflamarse nuevamente, lo que requeriría otro procedimiento quirúrgico para eliminar lo que quedó de la primera intervención. Si el paciente presenta inflamación en la vesícula biliar debido a la presencia de cálculos, es necesario remover la vesícula biliar sin perjudicar las estructuras cercanas, incluso si esto conlleva extraerla de manera parcial. Esto puede resultar en la eventual inflamación del muñón de la vesícula biliar. Del mismo modo, en procedimientos neuroquirúrgicos, la extracción completa de tumores benignos o malignos en el cerebro o la médula espinal podría dañar las neuronas normales adyacentes y provocar parálisis o deficiencias neurológicas significativas de por vida para el paciente.

Esto no implica que el cirujano carezca de habilidades quirúrgicas o experiencia. Más bien, refleja el juicio clínico y técnico del médico al optar por extraer cualquier órgano del cuello, cavidad torácica, abdomen, extremidad o cerebro sin causar daño adicional. La naturaleza de la enfermedad dicta la capacidad de curar sin provocar más daño.

El concepto de Primum non nocere se aplica al evaluar cuidadosamente la necesidad de una cirugía, seleccionar el procedimiento quirúrgico adecuado, preparar y entrenar al equipo quirúrgico, prevenir complicaciones, obtener un consentimiento informado adecuado y supervisar la recuperación posquirúrgica. El principio de "Primum non nocere" destaca la importancia de equilibrar riesgos y beneficios para garantizar el bienestar y la seguridad del paciente en todo momento.

Además, el principio de Primum non nocere se extiende más allá de la medicina y puede aplicarse a otros campos en los que las acciones de un profesional puedan afectar la vida o el bienestar de otras personas. En esencia, es un llamado a la prudencia y la responsabilidad en todas las acciones que puedan tener consecuencias negativas para los demás.

*El autor es cirujano pediátrico y catedrático del RCM. Citas (787) 340-1868.

 

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