La sabiduría de la edad

 

Cuando te acercas a la edad en la que los números en tu vida fluctúan arriba y abajo, te estás aproximando al séptimo capítulo de tu existencia. No es un augurio místico ni una recompensa divina, pero representa una vida bien vivida. En este punto, aún te queda un tiempo valioso para disfrutar tanto del trabajo como del ocio. Lo único que se necesita es que las generaciones más jóvenes comprendan esto. No estamos en competencia unos con otros. Cada uno de esos años ha sido un tesoro de experiencias que puedes compartir con los demás. Pensar que lo sabes todo es un error inherente al proceso de desarrollo que, finalmente, te hará darte cuenta de cuánto te falta por aprender.

 

Es fundamental prestar atención con respeto y cautela a las personas mayores, cuya sabiduría y experiencia pueden enriquecer tus propios desafíos en la vida. No las desestimes ni, peor aún, trates de competir con ellas. Mantén un profundo respeto y aprecio por tus antepasados, aquellos sabios de la tribu que han acumulado un caudal inmenso de conocimiento, dispuesto a ser transmitido, siempre y cuando tengas la capacidad de receptividad para aprender de ellos. La verdad es que nadie de esta época está en una etapa de retiro, ya que la vida continúa y exige cada vez más de nosotros. Debes mantener ese espíritu juvenil vivo dentro de tu cuerpo envejecido, incluso cuando las dolencias reduzcan tu velocidad y tu inspiración.

 

En un abrir y cerrar de ojos, aquellos que hoy son jóvenes pasarán a ser viejos. Utiliza este concepto del desplazamiento cósmico de los años a tu favor, dando un poco más de lo que recibes. Conserva tu sabiduría para aquellos que la necesiten y la busquen, pero nunca la impongas a quienes la rechacen y no la deseen. Llegará el momento en que debas poner tus asuntos en orden y pedir la licencia para retirarte de esta vida. En ese momento, podrás revisar tus acciones y legado con rapidez, y solo te mostrarán que has vivido una vida plena. Esto te otorgará el derecho a experimentar una buena muerte cuando llegue el momento, como un diario que evidencia que has vivido intensamente.

 

Respetar a tus mayores es fundamental, ya que solo así podrás respetarte a ti mismo. Recuerda que, en un futuro cercano, tú también serás uno de los ancianos. Uno de los sabios más, aunque todavía no lo entiendas. Cuida de los mayores de la misma manera en que te cuidaron cuando eras niño. Sin ese cuidado y aprecio, no habrías llegado al lugar en el que te encuentras ahora mismo. Tus antepasados son las luces que adornan el cielo y velan por ti como ángeles en movimiento.

Cuando atravieses el umbral de la luz que te conducirá hacia la siguiente fase de la existencia, serás recibido por seres que vendrán a tu encuentro, dispuestos a asistirte en tu travesía. Su propósito es guiarte a través de esta transición, y en ese momento, cualquier temor que puedas experimentar se disolverá gradualmente. En su lugar, sentirás un profundo sentido de alivio, una sensación celestial que recorrerá tu ser, incluso a través de las venas que, con el tiempo, dejarán de existir.

Imagina este paso como una transición espiritual hacia un reino desconocido, donde seres comprensivos te esperan para acompañarte en tu viaje. A medida que te sumerjas en la luz, experimentarás la transformación de tus preocupaciones y ansiedades en una tranquilidad serena, como si la esencia misma de la paz fluyera a través de ti. Este proceso, aunque desconcertante al principio, se convertirá en una experiencia que te liberará de las limitaciones de la realidad terrenal, abriéndote a un nuevo capítulo en la inmensidad de la existencia.

©titolugommxxiii

*El autor es cirujano pediátrico y catedrático del RCM. Citas (787) 340-1868.

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