Desafíos de los Médicos Graduandos

 


Afortunadamente, nuestra isla cuenta con graduados en medicina general y especialidades. Sin embargo, ¿qué les espera en su futuro cercano? ¿Están listos para afrontar los retos que encontrarán en su práctica profesional?

Los médicos jóvenes que se gradúan enfrentan numerosos desafíos antes de poder iniciar sus prácticas profesionales. Uno de los obstáculos más significativos es la espera de varios meses para comenzar a trabajar debido a las limitaciones impuestas por las aseguradoras si no tienen un contrato firmado. Esta demora no solo afecta a los médicos recién graduados, sino también a los pacientes que necesitan atención médica urgente.

Una vez que los médicos logran obtener un contrato con las aseguradoras, se encuentran con otra problemática: las aseguradoras tienen la capacidad de modificar los términos del contrato unilateralmente, sin el consentimiento del médico contratado. Esta práctica deja a los médicos en una posición vulnerable y con pocas opciones para negociar mejores condiciones.

Además, los pagos que reciben los médicos por los mismos procedimientos son significativamente menores en comparación con lo que se paga en los Estados Unidos. Los médicos pueden recibir una tercera parte o incluso menos por los mismos códigos de procedimiento, mientras que las aseguradoras obtienen ganancias considerables gracias a esta diferencia de pago. Esta disparidad no solo afecta los ingresos de los médicos, sino que también tiene implicaciones en la calidad del cuidado que pueden ofrecer a sus pacientes.

Las aseguradoras también alteran el manejo de los pacientes, cambiando terapias médicas y denegando procedimientos quirúrgicos necesarios. Esta interferencia puede llevar a que los pacientes no reciban el tratamiento más adecuado para sus condiciones, poniendo en riesgo su salud y bienestar. Los médicos, en muchos casos, se ven obligados a seguir las directrices de las aseguradoras, aunque esto vaya en contra de su juicio clínico y la mejor opción para el paciente.

Para complicar aún más la situación, las aseguradoras compran la lealtad de algunos médicos, quienes se convierten en promotores de sus planes médicos. Estos médicos impulsan los planes de las aseguradoras, muchas veces sin considerar si son realmente beneficiosos para los pacientes. Esta práctica socava la confianza en la relación médico-paciente y pone en entredicho la ética profesional.

La falta de uniformidad en las tarifas establecidas por las aseguradoras para el mismo código de procedimiento es otra cuestión problemática. Diferentes aseguradoras pueden pagar tarifas variadas, lo que genera una discriminación que afecta directamente la calidad del cuidado médico. Los médicos pueden verse tentados a priorizar a pacientes de aseguradoras que paguen mejor, lo que va en contra de los principios éticos y de equidad en la atención sanitaria.

En resumen, los jóvenes médicos enfrentan un panorama complicado al iniciar su práctica profesional. Las demoras para comenzar a trabajar, los contratos modificados unilateralmente, los pagos reducidos, la interferencia en el manejo de pacientes, y la falta de uniformidad en las tarifas crean un ambiente desafiante. Es crucial que se aborden estas cuestiones para garantizar que los médicos puedan ejercer su profesión de manera justa y que los pacientes reciban el mejor cuidado posible.

*El autor es cirujano pediátrico y escritor. Tel (787) 340-1868.



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