Raspa Cum Laude: La Realidad Matemática de las Elecciones
En las próximas elecciones de 2024, una encuesta reciente revela una contienda electoral cerrada, con Jennifer González del Partido Nuevo Progresista (PNP) y Juan Dalmau, candidato de la alianza entre el Partido Independentista Puertorriqueño y el Movimiento Victoria Ciudadana, prácticamente empatados. González cuenta con un 31% de apoyo del electorado, mientras que Dalmau le sigue de cerca con un 29%. Esta alianza tiene un propósito claro: limpiar el gobierno de la corrupción y poner fin a los abusos de poder que han caracterizado la administración actual. Sin embargo, la matemática electoral muestra una situación paradójica que debe llamar la atención de los votantes.
A simple vista, el 31% de González parece indicar que tiene una base de apoyo sólida y que podría perpetuar la hegemonía del PNP en el poder. Pero, en realidad, este 31% representa una minoría del electorado. El restante 69% se divide entre los que prefieren otras opciones y quienes aún están indecisos. Es decir, la mayoría del electorado rechaza la continuidad del PNP, un partido asociado en la percepción pública con la corrupción, el nepotismo y el mal manejo económico que ha llevado a la bancarrota al país. Sin embargo, debido a la fragmentación del voto, este 69% podría no ser suficiente para impedir que el PNP retenga el poder.
La matemática aquí es clara: si los votantes que apoyan al Partido Popular Democrático (PPD) deciden concentrar sus votos en su propio candidato, estarían, indirectamente, favoreciendo la posibilidad de que González gane. Cada voto al PPD o a otros partidos que no forman parte de la alianza de Dalmau diluye el potencial de un cambio verdadero. En este contexto, votar “con buena nota” requiere entender que la situación exige un voto estratégico. No se trata de votar solo por preferencias partidistas tradicionales, sino de reconocer que un voto dividido mantendría el statu quo.
Esta elección es crucial, ya que la alianza de Dalmau representa un esfuerzo para traer un cambio real, comprometido con combatir la corrupción y restaurar la confianza en las instituciones públicas. Sin embargo, este cambio solo será posible si los votantes están dispuestos a cruzar líneas partidistas. Los simpatizantes del PPD y otros partidos deben considerar el impacto de su voto y evaluar si están dispuestos a poner sus preferencias políticas habituales por encima de un cambio sistémico.
La expresión "Raspa Cum Laude" se convierte en una crítica irónica para aquellos que, buscando aprobar las elecciones con “buenas notas”, ignoran la lógica numérica que podría llevar al PNP a conservar el poder. Es un llamado a estudiar la situación a fondo y a tomar decisiones informadas, conscientes de que cada voto cuenta en una elección tan reñida. La aritmética electoral es implacable, y si la mayoría del electorado quiere un cambio, debe actuar en consecuencia. Sin una visión clara y sin estrategia, podríamos despertar el día después de las elecciones en el mismo escenario de corrupción y desilusión en el que hemos vivido.
En estas elecciones, “raspar” no basta; aprobar con excelencia significa comprender la realidad y votar con conciencia. Solo así se podrá lograr el cambio que tanto necesita Puerto Rico.
*El autor es cirujano pediátrico y escritor.
Comentarios
Publicar un comentario