La flor en las ruinas…

En el espacio sereno del cielo, donde las nubes parecían bibliotecas flotantes y el aire guardaba ecos de palabras antiguas, el profesor Rafael Añeses de la Rosa se encontró con un recién llegado. Charlie Kirk. Ambos se miraron, extraños al principio, como dos generaciones disimilares enfrentadas en un aula invisible. —El lenguaje es semilla, muchacho —dijo Añeses con su voz grave y su postura recta, como si estuviera de nuevo frente a un pizarrón—. Puede florecer en esperanza o marchitar la vida si lo usas mal. Kirk frunció el ceño, acostumbrado a batallas terrenales más que a reflexiones eternas. —El lenguaje también es arma, profesor. Con él se conquista, se defiende una visión del mundo. Las masas necesitan fuerza, no dulzura. Añeses lo observó con sus ojos cansados y penetrantes. —¿Fuerza sin compasión? ¿Conquista sin comprensión? Te lo digo como quien ha enseñado a jóvenes a no matar la...