El Ciclo de una Familia
Nací en una familia tejida con hilos de abuelos amorosos, padres afectuosos, hermanos juguetones, tíos sabios y primos traviesos. Un mosaico de relaciones que se entrelazaban como ramas enredadas. No éramos solo una familia, éramos un universo entero donde cada miembro desempeñaba su papel único. Nuestra casa estaba estratégicamente ubicada, cerca del campo para respirar la frescura de la naturaleza y al lado de la costa para perderse en el horizonte del mar. Era un escenario perfecto para las historias familiares que se desplegaban con cada amanecer y se cerraban con la caída del sol. Los abuelos eran los protagonistas indiscutibles, las fuentes de sabiduría y cariño que todos venerábamos. Cada domingo, nos congregábamos en su hogar, y la atmósfera se llenaba de risas, complicidad y hasta lotería o bingo, una tradición que convertía los fines de semana en momentos memorables. Las festividades eran otro capítulo de nuestras vidas compartidas. En la vísper...